Información sobre la historia del olivo y los beneficios de su consumo.
El aceite de oliva es uno de los alimentos que más se vinculan con la cultura mediterránea, como es lógico. Un producto muy distinguido, puesto que es una aceite vegetal que se obtiene de un fruto, en vez de a partir de una semilla.
Todo un emblema de la dieta mediterránea, ¿pero dónde surge? ¿Cuándo se comienzan a plantar los primeros olivos? ¿Y cuándo se comienza a producir aceite de oliva? ¿Cómo llegó y se popularizó en nuestro país? En algunos casos, no podemos responder con absoluta certeza, pero sí que nos podemos aproximar a ello.
Por eso, aqui te explicaremos cómo el olivo se ha convertido en todo un símbolo de la zona mediterránea, repasando su historia y el origen del aceite de oliva como producto gastronómico.
Historia del Olivo y Expansión de su Cultivo
Cuando hablamos de hace miles y miles de años, es muy difícil dar una fecha exacta. Cuando se habla de la zona de origen, tampoco existe un consenso uniforme.
No en vano, la Olea Europea, el olivo que se cultiva en países como España ,Grecia o Italia, procediera de otras especies de olivos, como la Olea Ferruginea o la Olea Laperrini y que éstas, a su vez, procedieran del acebuche, el olivo silvestre. En función de esta “línea genética”, hay diversas teorías sobre el origen del olivo y de su posterior cultivo.
Por ejemplo, uno de los posibles orígenes del olivo se centra en zonas de Asia Menor, como Siria, Irán, Palestina o Israel. La zona conocida como la Anatolia Oriental y el Altiplano Iránico es donde se remarcan algunas de estas hipótesis sobre su origen, expandiéndose hacia Grecia. Otras teorías hablan sobre su origen en otros lugares, como Egipto o Etiopía.
¿Pero qué se sabe a ciencia cierta?, en las Islas Cicladas de Grecia han aparecido fósiles de especies antecesoras al olivo, datadas aproximadamente en los 35.000 a.C.
¿Y cuándo se comenzó a cultivar el olivo? De nuevo, nos encontramos ante varias hipótesis sobre la “domesticación” de su cultivo. Por un lado, la zona de Asia menor. Por el otro, la zona de el Líbano y Palestina. En ambos casos, se cree que este proceso comenzó entre los años 5.000-6.000 a.C.
En el caso de la Península, los primeros hallazgos se sitúan en la provincia de Almería, datados en torno al año 5.000 a.C. Sin embargo, su expansión se produjo mucho más tarde, cuando los mercaderes fenicios comenzaron a comercializar con el aceite de oliva, allá por el año 1.000 a.C aproximadamente. Su uso, eso sí, se extendió en mayor medida con la llegada de los romanos a la península.
Origen de la producción de Aceite de Oliva
La producción del aceite de oliva está íntimamente ligada a la expansión del cultivo de los olivos, como es lógico. La evolución en el tipo de olivo utilizado también fue clave en su introducción en diversas zonas del Mediterráneo. Por ejemplo, el olivo silvestre no producía gran cantidad “de jugo”, por lo que los primeros agricultores realizaron diferentes procesos de selección natural.
En este sentido, las grandes civilizaciones mediterráneas han producido aceite de oliva. Por ejemplo, se conoce de la existencia del uso del aceite de oliva en el Antiguo Egipto, si bien es cierto que su uso en la gastronomía no era muy popular, probablemente por la baja calidad del aceite de oliva que se producía, donde el clima tenía un papel protagonista.
Sin embargo, fueron los fenicios los que expandieron el aceite de oliva, así como la civilización minoica, en la isla de Creta, los que comenzaron a comercializar con el aceite de oliva, desde el tercer milenio a.C.
Esto se pude contemplar en algunos restos arqueológicos interesantes, como los frescos de la isla de Santorini o las tablillas encontradas en localidades como Ebla, Mari o Ugarit, donde incluso queda reflejado el precio del aceite de oliva. Por cierto, ¡mucho más caro que el vino!
Otros descubrimientos que demuestran la expansión del aceite de oliva nos llevan, de nuevo, en las zonas que hoy conocemos como Grecia o Siria.
Por un lado, diversos estudios en el Peloponeso han acreditado que se comienza a realizar el cultivo intensivo del olivo hacia el 2.000 a.C.
Por otro lado, Biblos, capital de la región fenicia, es un claro ejemplo del apogeo del aceite de oliva en la zona. Es aquí donde se encuentran otros hallazgos muy interesantes sobre el uso de almazaras en la producción de aceite, hacia el año 1.000 a.C.
El auge y popularización del aceite de oliva en el Mediterráneo se debe, principalmente a dos civilizaciones, como son la Antigua Grecia y el Imperio Romano.
La Antigua Grecia creó un símbolo del olivo. Es más, es que era el símbolo de los Juegos Olímpicos, ¡ahí es nada! Después de traer diversas especies de olivos de Egipto y de su producción en Cretas, trazó importantísimas rutas comerciales a lo largo y ancho del Mediterráneo.
El Imperio Romano, por su parte, completa el trabajo iniciado desde la Antigua Grecia. Por ejemplo, en el caso de la Península Ibérica, existían cultivos gracias a los fenicios, pero no es hasta el siglo II a.C., con la llegada de los romanos, que no comienza su verdadera expansión, sobre todo en la zona Bética y que aprovechaba las cuencas del río Guadalquivir.
Aquí es donde se crea la gran infraestructura que hoy sigue vigente. No es casualidad que Andalucía sea la comunidad que más aceite de oliva produce, ¡con diferencia! Todo ello es gracias al aprovechamiento de los musulmanes de estos cultivos, en la época de Al-Ándalus.
Esta tendencia no fue seguida por el resto de Europa durante la Edad Media. Así, muchos países del norte renunciaron a este producto, debido a su relación con el extinto Imperio Romano, quedando su zona de influencia únicamente al entorno del Mediterráneo.
Es precisamente desde España donde el aceite de oliva llega a otras partes del mundo, al cruzar “el charco”. Con la colonización, el cultivo del olivar y la producción de oliva llega hasta América, ocupando territorios tan dispares como California o el sur de Chile.
Fue un proceso duro, puesto que el clima caribeño no era precisamente idóneo para el cultivo del olivar, al intentarse implantar en la costa de México. Sin embargo, acabó cuajando en otras zonas, como la mencionada California, cuya producción de aceite de oliva comenzó a principios del siglo XVIII.
Como puedes ver, la expansión del aceite de oliva ha sido simplemente espectacular, hasta nuestros días. Un producto único que ha conquistado medio mundo, gracias a su calidad.
¿Cuáles son los beneficios de comer aceitunas?
Según información de ‘Healthline’, las aceitunas proporcionan antioxidantes en variedad para prevenir enfermedades cardíacas. Incluso, combatir el daño al hígado. Poseen efectos antinflamatorios para proteger el cuerpo humano.
Las aceitunas también incluyen sustancias de grasas saludables para el corazón y prevenir el cáncer. Un detalle no menor es que aporta en bajas calorías (150 a 180) por cada 100 gramos de acuerdo al informe de ‘Healthline’. Eso es ideal si se plantea seguir una ruta dietética en donde se puede incluir el fruto, al no ser grasa en exceso o dañina.Y si funciona para la dieta, el argumento será más sólido cuando sepas que la aceituna es ideal para regular el colesterol y los triglicéridos, porque son una fuente rica de gras monoinsaturadas. Alto contenido en fibra y —para los amantes de la belleza— te ayuda a tener una mejor apariencia en la piel gracias a la vitamina E (un antioxidante saludable).
También se puede utilizar para el consumo como aceite de oliva, considerado el más saludables para freír los alimentos: contiene ácidos grasos monoinsaturados como el ácido oleico, polinsaturados como el ácido linoleico. Por esa razón, tiene un gran aporte de energía y ser un principal nutriente para nuestra salud.
Ahora que conoces los beneficios ocultos, no dudes en probar una aceituna. Podrá ser amarga, pero aporta mucho para la salud en tiempos donde la pandemia ha conllevado al refuerzo de rutas alimenticias sin llegar a la etapa sedentaria.